Solo quería hacerte reír... por muy absurdo que pareciera, me apetecía muchísimo hacerlo por ti. Solté el primer chascarrillo que devaluaba el disfraz de aquel pobre chaval, y tu sonreíste. Te acercaste y me dio miedo saber algo más allá de ti.
Desde ese preciso momento, me ha invadido algo reconocible, una cierta obsesión por sacarte a bailar, siendo una aritmica demostrada. Te intento buscar, sin hacer el mayor esfuerzo por encontrarte, en las calles de esta ciudad, temo que te marches pronto, me dijiste tu fecha de caducidad justo al conocerte, pero sé que esta ciudad te dará razones para volver, aunque no sea yo. Tengo ganas de demostrarte lo diferente que puedo llegar a ser. Quiero tumbarme contigo en una cama e imaginarnos todos los lugares del mundo en donde podríamos despertar de repente. Siento una gran necesidad de compartir uno de los mejores poemas que he leído contigo. Ponerme enfrente de ti y decirte que me recordaste que enamorarse era maravilloso, que intentarlo es el fracaso anunciado y que te cogería de la mano aunque no me lo pidieras.
