El word
se empieza abrir solo. Ya casi por inercia. Es como el beber o el fumar, es
necesario llegada la fecha, o el tiempo… o los días.
Me
pregunto: ¿Cuándo se me pasará esto de escribir?
Ahora,
forma parte de mí, me compongo por cosas que no entiendo.
A tu depresión, le
daría Alzheimer.
Después
de esta navidad, le acompaña una cuesta de enero y otro año entero de no saber
quién soy, ni qué espero… A los psicólogos nadie les escucha.
Pienso
en la muerte, la veo como algo cotidiano y creo que la gente daría unos bonitos
discursos, personas que no me dirigen la palabra, se sentirían como el culo por
no prestarme la suficiente atención, y mi dramatismo tendría algún sentido.
Lo mínimo
si me arrastro es para que me quites el polvo, o me eches uno.