Siempre que regreso a mi
después de haber estado contigo
te recuerdo desenfocado.
Te juro que no estoy borracha
pero verte me provoca algo parecido
a un colocón sentimental.
Y cuando antes de dormir
intento reconstruir lo que hemos hecho,
nunca lo consigo.
Es como si saliese de mí
y me teletransportarse a un mundo de placer
al que luego, sin ti, es imposible volver.
Y si lo cuento, sé que me van a decir:
"Estás enamorada".
Pero no, no es eso.
Quizá hay algo de enamoramiento, sí,
pero estoy segura de que no se queda ahí.
Traspasa las leyes maestras de las entrañas del corazón
y revienta en medio de los dos cuando nos vemos.
Cuando nos abrazamos
es un chispazo de energía indescriptible
que procede de lo más profundo de nosotros.
Es, al fin y al cabo,
algo a lo que no quiero ponerle nombre,
porque significaría ponerle límites.
#Mayo.