Cosas que deberías saber de mí antes de conocerme:
Estoy loca, soy consciente (se puede observar a simple vista), pero dentro de lo permitido, y si te contara mi historia no te extrañaría para nada. Me verías bastante cuerda en realidad, aunque dramática en alguna ocasión.
Sufro el complejo de Electra. Ese amor, a veces, no tuvo tiempo de ser correspondido (es lo que tiene la declinación hacia los maduritos).
Mi familia es un circo social -deberias creerme- y mi vida podría ser una película -las he visto de ciencia-ficción con menos fantasía y argumento a foro completo-.
Mis tetas son mas grandes al natural que en las fotos que has visto. No tengo complejos excesivos pero tampoco siento orgullo de lo físico; en lo referente a eso, me soltaron un "nunca cambies" y aquí sigo: Del montón pero del de arriba. Física-mente, me veo cada vez más guapa/completa/plena/(in)segura, porque realmente nunca he tenido abuela adorable que me diga lo guapa que voy con esa falda. Beso con el cariño y pataleta de una niña (despacio cuando llevo prisa). Follo mal pero la chupo que te cagas. No me gusta follar, pero lo hago porque es más saludable que algunos deportes.
Aprecio el amor casi tanto como una buena conversación.
Amé el baloncesto, el arte y canae más que a mi vida, por encima de mis posibilidades, y todo lo dejé hasta el final. Y es que nunca sé cuando parar.
Disléxica Principita; Moralista Mafalda; Moderna, sin criterio, birara (de las que lo mismo le da rabo que almeja fresca); De filosofía y cultura barata; Puta becada; Solitaria Amelie: Paradojica controversia en la entropía. Observadora distraída; Implicada retraída; Estúpida inspirada; Torpe perfeccionista; Intento de tímida fallida; Atrevida idealista; Payasa sin oficio; Roja Zorra; Plagiadora original; Revolucionaria instintiva; Rara hasta decir basta... Todo esto viene a que soy una hija de puta sin más.
Siempre he sido objeto de observación por personas que se creían superiores (y en realidad en determinados momentos lo eran) Poseo esa capacidad dialéctica de hacerles pensar lo contrario. Bromeo (siempre sin gracia) cuando me pongo nerviosa (y soy puro nervio). Hablo mucho y no digo nada. A propósito. Porque no aguanto el silencio; en mi casa hay mucho de eso: Criticas y comunicación vacía. Me río en esas circunstancias y (de) las personas que intentan reírse de mi. Les trato como a estúpidos sin que se den cuenta. Me encanta educar con cuentos por eso de que “el cuento te lo cuento yo”. No me gusta ser manipuladora, pero a veces, no me dejan elección. La demagogia me toca la moral; la hipocresía está de más; la mentira no entra en mi mente (y menos sale por mi boca); solo tengo mi versión de la realidad. Sinceridad que abruma y duele.
Pongo todo de mi parte para que una buena amistad salga bien. Soy un intento de buena persona los días pares; sociópata/mujer los impares... Pasión por las personas lúcidas. Libre expresión en mi cajón desastre.
Convenciones sociales para quién las conserve. Me duele (y reclamo) la injusticia como si me rajaran el alma. No soy justa para nada.
Me rompí por intentar ser perfecta. Ahora me acomplejo en la medida de lo que me acepto: Muy clara y definida.
El corazón en más trozos que gente a la que echaría un polvo, ese polvo que antes fue mi corazón.
Y sí, tengo un tatuaje con mucho significado y poca estética en el lado izquierdo del pie. Me sirvió para descubrir que las cosas que son para siempre, me dan alergia.
